Con el acompañamiento al veto presidencial que el PRO anunció a través de un comunicado oficial, sumado al voto de un par de radicales, el oficialismo equilibró la balanza y se prepara para dar la pelea cuerpo a cuerpo el miércoles en el recinto de la Cámara de Diputados, donde se jugará la suerte de la Ley de Financiamiento Universitario.
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La bajada de línea del macrismo hace presagiar que la mayor parte del bloque votará en sintonía con el Gobierno, aunque habrá que prestar atención a la cantidad de ausencias: si fueran numerosas, se estará ayudando a la oposición y complicando los planes del oficialismo.

El apoyo de la bancada que lidera Cristian Ritondo es crucial, pero no es suficiente por sí solo y el oficialismo deberá salir a la caza de más votos para asegurarse el blindaje del veto.
Más allá de cómo se distribuya el voto del PRO, también es clave lo que hará el resto de los aliados. Una buena noticia para el Gobierno es que los diputados nacionales de la UCR, Luis Picat y Mariano Campero, no van a votar junto al resto del radicalismo.
El problema para el oficialismo es que se les están escurriendo de las manos algunos votos de aliados. Uno de ellos es el de la diputada mendocina Lourdes Arrieta, quien dio a entender que se abstendrá.
Así las cosas, el escenario queda abierto y la votación final se resolverá por detalles, con una diferencia presumiblemente mínima para cualquiera de los dos bandos que vaya a imponerse.