En su nuevo destino madrileño Edmundo González Urrutia, el político outsider que pasó del anonimato a ganar la presidencia de Venezuela por avalancha de votos en un abrir y cerrar de ojos, no ha podido pasar página ni se siente libre al haberse asilado de manera intempestiva en España este domingo.
Y es que las condiciones de limitaciones en la libertad de expresión nunca han estado tan presentes en su vida, por razones de protocolo diplomático y de persecución, desde que triunfó de manera aplastante en las elecciones presidenciales del 28 de julio cuando se alzó con el 67% de los votos ante su adversario el presidente Nicolás Maduro, que obtuvo el 30%.
El diplomático de carrera, de 75 años recién cumplidos la semana pasada, no ha podido disfrutar ni un día de la celebración de su cumpleaños ni de su condición de presidente electo por paliza en las urnas, pues ante las amenazas del Gobierno venezolano se vio forzado a refugiarse en la Embajada de Holanda al día siguiente de su victoria.
Y es que el protocolo del asilo en una delegación extranjera señala que cuando alguien se refugia debe conservar el silencio y no declarar en público. Igual se aplica cuando la persona pide asilo en un país extranjero no puede declarar sino mantenerse callado.
Al llegar a Madrid este domingo en un avión de las Fuerzas Aéreas de España, González apenas escribió unas líneas en su cuenta de X adelantando que ‘’continuamos en la lucha, mi salida ha estado rodeada de extorsión, coacción y chantaje’’.
José Manuel Albares, canciller de España, explicó que los contactos que hubo con Venezuela fueron de carácter operacional en torno a la salida de Edmundo González Urrutia en un avión de la Fuerza Aérea de ese país. Recalcó que en ningún caso hubo negociación política.
Las críticas no se han hecho esperar. Las agencias internacionales como Bloomberg atribuyeron su viaje por la mano de un simpatizante de Maduro en la diplomacia española, en alusión a José Luis Rodríguez Zapatero, el ex jefe de Gobierno del PSOE.
El papel que ha jugado Zapatero es facilitarle a Maduro que no le incomode la presencia conflictiva de González en Caracas por haberle ganado con casi 40 puntos de ventaja en los comicios. En Madrid no podrá declarar a los medios, por su condición de asilado, hasta que Pedro Sánchez lo autorice a hacerlo.
Sin embargo, unas horas después de su aterrizaje en Madrid escribió una carta en la que detalla los motivos por los cuales decidió tomar el camino del exilio cuando pocos días antes había asegurado que se quedaría en Venezuela para seguir luchando ‘’hasta el final’’, según reza el eslogan propagandístico, creado por la líder María Corina Machado, la promotora de su candidatura en las pasadas elecciones.
La breve carta de Edmundo dirigida a casi 8 millones de electores que votaron por él el 28 de julio, y escrita con cierto aire de ambigüedad y poca claridad a futuro, huele a despedida, por decir lo menos, y no ha gustado a gran parte de los venezolanos que la leen con sentimientos encontrado entre comprensión, compasión , abandono y resignación, ya que no hay ni una sola palabra de aliento para continuar la lucha por la libertad y democracia.
González Urrutia es diplomático, escritor y académico que ejerció de embajador en Argentina y Argelia hasta que se jubiló en los primeros años de Hugo Chávez, hace 25 años. Es un hombre de hablar pausado y caminar lento. Conservador, de tendencia socialcristiana. Su sonrisa bonachona y paternal inspira confianza, respeto y tranquilidad.
Condiciones extremas
En su carta prioriza la familia, el diálogo, la paz y transfiere toda la carga de la lucha opositora al liderazgo de María Corina, y no habla de su actuación en el exilio por lo que se presta a múltiples interpretaciones negativas y desconcertantes.
‘’Es una carta extraña’’, comentan los políticos venezolanos, entre ellos Andrés Caleca, ex presidente del Consejo Nacional Electoral. Otros también se desconcertaron con la carta de González, comentando que ‘’no tenía otra opción que asilarse y que en el exterior será más útil para la causa que encarcelado por el régimen en Caracas. La carta parece escrita por otras personas, no es su estilo’’.
El presidente reelecto por autoproclamación sin haber mostrado las pruebas de su supuesta victoria del 28J, Nicolás Maduro ha manifestado su respeto al asilado González pero no lo reconoce todavía como el presidente electo en las urnas y admite que su viaje a España fue negociado directamente con el asilado, aunque no entró en detalles.
El líder opositor fue recibido por su hija y sus dos nietas, a las que no ve desde la última vez en febrero pasado. En Caracas deja a su hija mayor Mariana, con su esposo Ramón y dos nietas más.
Lo extraño es que su hija Mariana y su familia haya quedado en Caracas a la merced del régimen chavista. “Edmundo parece estar bajo gran presión, o, para ser más específicos, bajo grandes amenazas directas contra él y su familia por parte del régimen de Nicolás Maduro’’.
‘’Probablemente fueron esas mismas amenazas, y la falta de escrúpulos de Maduro y algunos de sus facilitadores internacionales como el inefable José Luis Rodríguez Zapatero, las que hicieron que Edmundo negociara su exilio bajo condiciones tremendamente desfavorables’’, dice Ramón Muchacho editor del portal La Ceiba.
«En condiciones normales, que no es el caso, un negociador avezado hubiera convertido en punto de honor la protección de toda la familia, e incluso hubiera negociado la libertad de algunos presos políticos, Perkins Rocha (abogado de María Corina) por ejemplo, para que salieran al exilio en el mismo avión que él’’.
María Corina, la líder inhabilitada por el régimen, comentó que el proceso que llevó a la salida de González Urrutia «se dará a conocer en su momento», pero dijo que sobre la «complejidad del proceso» ningún medio «tiene todos los detalles».
Ella insiste en que González será juramentado como presidente electo el próximo 10 de enero. María Corina ha decidido quedarse en Venezuela para continuar en la lucha mientras que González lo hace en el exterior.