La Ciudad dio inicio a un proyecto ambicioso y de triple impacto con movilidad social: Hidroponía y Agricultura Urbana. Funciona en el predio del Distrito 33, con la participación del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria de Mendoza (Iscamen) y la Embajada del Reino de los Países Bajos, en un terreno de 2.300 metros.
Un total de 35 mujeres cultivan y cosechan cuidando al medio ambiente para, posteriormente, vender frutos, verduras, hortalizas, floríferas, aromáticas, compost, humus y subproductos.
En el predio, hay camas biológicas donde plantaron hasta el momento habas y se sembrarán especies que se asocien benéficamente con estas. Utilizan el sistema de riego por goteo que realizaron de forma provisoria (hasta tanto se adjudique el riego a una empresa). También, hay caléndulas que utilizan para hospedar a los pulgones, los cuales prefieren quedarse en esta flor y son utilizados en lugar de agroquímicos para no perjudicar los frutos. A su vez, las asistentes han recuperado materiales como maderas, desechos orgánicos, botellas y otros productos reciclables para avanzar en las camas.
En el lugar, hay un sector de compost, el cual genera un líquido (lixiviado) que se recolecta para el posterior regado. Y de allí al espacio donde se hará humus con lombrices.
Asimismo, hay un espacio de juegos y recreación, donde se proyecta un lugar de contención y recepción de visitas al predio. Al lado están los terrenos que se dispondrán para los bosques frutales, de donde se extraerán sus frutos para la venta y comercialización y los aromáticos, que se transformarán en las plantas madres para la producción de esquejes y semillas.
Por último, el futuro invernadero y el lugar donde se hará hidroponía, proyecto más ambicioso del lugar por la rapidez de su avance.
Según explicaron las trabajadoras, el suelo ha sido y está siendo regenerado para poder ser usado con los fines del plan. Próximamente, se contempla sumar paisajismo en los distintos sectores del terreno y, con el planificador prohuerta, obtener acelga, ajo, albahaca, apio, arveja, batata y múltiples productos más.
Para Laura, una de las mujeres que integra el proyecto, “la experiencia es muy linda”. “Una parte la hacemos acá y otra en la casa, van creciendo allí las plantas y nuestros niños pequeños aprenden también sobre compost, reciclado y cuidado del medio ambiente”, explico. Y, comentó: “Nos sentimos útiles porque estamos haciendo algo que es súper innovador, buenísimo y que nos servirá para el día de mañana recibir ganancias. Nosotras estábamos en un CCT de costura y nos pasamos aquí porque nos gustó más. Sabemos que es un desafío súper importante que depende de nosotras, no es como un cursado normal, tenemos que estar las 24 horas, pero sabemos que estos son los frutos de nuestro trabajo”.
Por su parte, Jaquelina expresó: “Aquí nos han capacitado con mucha paciencia y una forma de explicar muy especial. El equipo es muy contenedor, Laura una divina, los chicos nos acompañan todo el tiempo, están siempre. Vamos a retribuir con la cosecha y esperamos que salga todo bien”.