Mientras comienzan a diluirse las esperanzas de encontrar más sobrevivientes, en medio de un clima gélido y convertido en gran parte en ruinas, otra escena desató la emoción en la provincia de Adiyaman, en el sudeste de Turquía.
Un padre y su hijo fueron rescatados por los bomberos después de llevar 54 horas atrapados entre los escombros de un edificio arrasado por los terremotos que sacudieron el país el lunes. Y no fueron los únicos. Otras personas lograron salir de los restos de edificios derrumbados, en Turquía y en la vecina Siria.
En las últimas horas se informó de varios rescates de personas que llevaban mas de 50 horas sepultadas por los cascotes mientras que los equipos especializados excavan en una búsqueda cada vez más desesperada.
En el distrito de Besni los bomberos redoblaron su trabajo al escuchar unas voces procedentes de unas ruinas y después de horas de esfuerzos lograron liberar a Ahmet Aydin y su hijo Yusuf. Hasta el momento no se dieron detalles sobre su estado de salud.
En el centro de la ciudad de Karamanmaras, una de las más afectadas, una mujer llamada Hilal Kocaoglu también logró ser rescatada con vida el miércoles por la mañana de entre los escombros de un hotel derruido.
La agencia Demirören New informó que los equipos de búsqueda y rescate que trabajaban entre los escombros del hotel intensificaron su labor por el sonido procedente de las ruinas a primera hora de la mañana y finalmente llegaron hasta Kocaoglu.
La mujer fue liberada de los escombros con heridas y hospitalizada tras recibir una primera asistencia por los equipos sanitarios en el lugar del rescate.
En Hatay, otra mujer llamada Semra Et también logró salir, con la ayuda de equipos especiales, después de pasar 53 horas bajo los cascotes.
«Muchas gracias. Los quiero a todos», fueron las primeras palabras que dijo a los bomberos que la rescataron.
Los fallecidos por los devastadores terremotos del lunes superan los 11.200 en Turquía y hay más de 40.000 heridos, al desastre se une que muchos de los servicios básicos en las zonas afectadas dejaron de funcionar en medio de temperaturas bajo cero.
El clima helado, con hasta 6 grados bajo cero en la región, limita la capacidad de supervivencia a medida que pasan las horas desde el primer temblor en la madrugada del lunes.
Rescates en Siria
En Siria, también arrasada en parte por el violento sismo del lunes, en una zona ya devastada por una guerra civil de más de una década, este miércoles hubo motivos para celebrar: el grupo de rescatistas Cascos Blancos logró rescatar a una familia entera de debajo de los escombros en el noroeste de Siria, la zona más golpeada en el país por estar cerca del epicentro del sismo principal en el sur de Turquía.
«Un verdadero milagro, resuenan las voces de alegría alcanzando el cielo, una familia completa es rescatada de debajo de los escombros de su casa en el pueblo de Besanya, en el oeste de Idlib», indicaron los Cascos Blancos, en un vídeo difundido anoche en su cuenta oficial de Twitter.
En el clip de más de 2 minutos, se aprecia cómo dos rescatistas sacan en primer lugar al padre, mientras que los otros dos niños son salvados sucesivamente de debajo de los escombros entre una marabunta de gente que acudió al lugar para ver el «milagro» y gritaba «Dios es grande».
El rescate se llevó a cabo más de un día y medio después del primer seísmo de una magnitud de 7,7, con epicentro en el sur de Turquía y que ha dejado hasta el momento un balance total de más de 8.300 muertos en territorio turco y sirio.
Los rescatistas están trabajando a contrarreloj para salvar a las «cientos de familias» que continúan aún atrapadas.
Al sufrimiento del terremoto se añade que la única vía directa de entrada de suministros a las áreas del noroeste de Siria, el paso fronterizo de Bab al Hawa, quedó dañada.
Bab al Hawa es el único punto por el que entran suministros a las áreas de Idlib y la vecina región de Aleppo, en manos de rebeldes, a excepción de algunos envíos puntuales de ayuda humanitaria realizados por las Naciones Unidas desde las zonas controladas por el gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad.
Fuentes humanitarias aseguraron a EFE que, además, las carreteras que van hacia el paso fronterizo están en muy malas condiciones, tanto del lado turco como del sirio.
Además de Bab al Hawa, otras infraestructuras públicas sufrieron daños en la zona, dificultando el desarrollo de las labores humanitarias, también lastradas por la escasez generalizada de combustible en Siria y la falta de maquinaria especializada para las operaciones de rescate.
Fuente: EFE
CB