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Cómo es el trabajo de restauración de los vitrales del Pasaje San Martín


En 2026, el primer inmueble de altura de Mendoza cumplirá 100 años. En este contexto, el Ministerio de Cultura y Turismo de la provincia trabaja, en conjunto con la Municipalidad de Mendoza y el consorcio del edificio, en un proyecto de revalorización que comenzó con un cuidado proceso de restauración de sus históricos vitrales. Las obras generales apuntan a convertir el lugar en un importante centro de esparcimiento.

En el 2026 cumplirá 100 años.

Si pensamos en Mendoza y sus postales, casi con seguridad se nos viene a la mente la fachada del Pasaje San Martín, con doble ingreso por la avenida homónima y el Paseo Sarmiento. Además de una ubicación privilegiada, la construcción cuenta con elementos de un altísimo valor histórico y patrimonial. Entre ellos se destacan sus vitrales, verdaderas obras de arte, que son objeto de admiración de turistas y locales que pasean por el centro de la Ciudad.

“El Pasaje San Martín representa uno de los primeros edificios en altura, construidos después del terremoto y que comenzaron a generar un perfil urbano distinto de Mendoza. Posee mucho valor, desde el punto de vista arquitectónico. Este es el caso de los vitrales, que son sumamente valiosos y precisaban un trabajo de restauración”, destacó el director de Patrimonio Cultural y Museos de la provincia, Horacio Chiavazza.

Tiene doble ingreso por la avenida San Martín y el Paseo Sarmiento.

El trabajo del especialista

Esteban Grimi es rosarino y uno de los dos expertos en restauración y conservación de este tipo de obras de arte, de Argentina. Este año fue convocado para realizar su en el Pasaje San Martín. Con más de 30 años de experiencia, brindó detalles de las técnicas que utilizó y remarcó la importancia de que este tipo de trabajo sea hecho por especialistas en la materia.

“Los vitrales del Pasaje San Martín por suerte están enteros. En esta primera etapa retiramos ocho paños para trasladarlos al taller e intervenir según cada caso”, aclaró Grimi.

Los vitrales del Pasaje San Martín están enteros.

A su vez contó que se encontró con varias piezas con múltiples fracturas que fueron pegadas con epoxi. Estas fueron reconstruidas en su totalidad, sin pérdida del original.

Solo en un caso fue necesario replicar una pieza tratando de fabricarla lo más aproximada al original posible, incluso con un vidrio muy parecido.

“Son vidrios de la época que no se consiguen en este momento en el mercado. En ese caso se usa el mismo método de pintura que se usó originalmente y el dibujo se copia de las piezas contiguas porque tienen una simetría”, remarcó el artista.

Una verdadera obra de arte en el centro de la Ciudad.

Durante toda la charla, Grimi subrayó que las técnicas de conservación de vitrales no son las mismas de las que se utilizan para la fabricación de un vitral nuevo.

“La diferencia entre un vitralista y un conservador es que el primero posee todas las técnicas para construir un vitral, mientras que el restaurador tiene que velar por mantener el original al máximo posible. Por ejemplo, en piezas que están fracturadas, no se pueden tirar y colocar nuevas porque las mismas tienen un valor histórico y artístico único, especialmente aquellas pintadas a mano. Un conservador de vitrales tiene que tener formación en historia del arte, conocimientos de química, física, estética, etc.”, recalcó.





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