Es una práctica que la UE siempre denunció como ilegal, y sin embargo decidió aplicar. ¿De qué se trata?
Los 27 Estados miembro de la Unión Europea dieron la semana pasada su visto bueno al octavo paquete de sanciones contra Rusia por su ataque a Ucrania. Las medidas ya están en vigor y cuando se anunciaron las miradas se posaron en el contenido: a quiénes se sancionaba, si entraba algún nuevo sector económico, si se seguía dejando fuera la importación de material nuclear ruso para uso civil y demás dudas.
Pocos miraron entonces el formato, que supone una revolución en los regímenes de sanciones europeos. Por primera vez añade la posibilidad de imponer sanciones extraterritoriales, una práctica que Estados Unidos realiza desde hace décadas y que la Unión Europea siempre denunció como ilegal.
Los embajadores dieron el visto bueno al nuevo paquete de sanciones entendiendo, explican fuentes comunitarias, que el cambio viene para quedarse y que podrá usarse en el futuro con otras sanciones a otros países. Por primera vez en la historia de la Unión Europea podrá sancionar a personas o empresas de terceros países, de fuera de la Unión Europea, que ayuden a personas o empresas europeas a evadir las sanciones impuestas a Rusia.
Se trata de cerrar una vía de agua por la que se Moscú estaba consiguiendo evitar el efecto de algunas sanciones. Por ejemplo, si una empresa panameña sirve de puente para que una naviera griega cargue petróleo ruso a partir de enero y lo venda a terceros países, no sólo se iría legalmente contra la naviera griega sino que se podría sancionar a la empresa panameña.
Algunos ejemplos
Fuentes diplomáticas ponen otros ejemplos. Si una empresa turca importa bienes europeos que las sanciones prohíben vender a Rusia (como repuestos para aeronáutica) para reexportarlos a Moscú haciendo de intermediaria de una empresa europea, la Unión Europea podría sancionar a la empresa turca.
O al revés, si por ejemplo una empresa argelina importa bienes rusos prohibidos en la Unión Europea por las sanciones para automáticamente reexportarlos a Europa haciendo así de puente para una empresa europea, podrá ser sancionada.
La Unión Europea no llegará tan lejos como Estados Unidos pero se le acerca mucho. Lo único que por ahora no hará será imponer sanciones a empresas o personas de terceros países por tener relaciones comerciales con Rusia si esas relaciones no afectan para nada a la Unión Europea aunque sean sobre bienes rusos sujetos a las sanciones.
Por ejemplo: la Unión Europea no sancionará a una empresa argentina que importe bienes rusos sujetos a sanciones en Europa si no son bienes destinados a ser reexportados a Europa. Sí en el caso de que lo importe para reexportarlo a Europa. De llegar a ese extremo obligaría en la práctica a la empresa argentina a elegir si tiene relaciones con Rusia o con Europa.
Las sanciones a empresas o individuos de terceros países podrían ir desde la congelación de sus activos en territorio europeo hasta la prohibición de hacer negocios con empresas o individuos de los 27 Estados miembro de la Unión Europea, tanto en territorio europeo como en sus países. Sus directivos podrían ver cómo se les prohíbe pisar Europa y se les confiscan los activos que tengan en territorio europeo.
La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, lo adelantó la semana pasada: “Seremos capaces de hacer listas de individuos que no cumplan nuestras sanciones. Si compran bienes en la Unión Europea y los llevan a terceros países para después llevarlos a Rusia estarán violando las sanciones y serán incluidos en las sanciones”.
Las medidas no miran únicamente a esas eventuales empresas o individuos de terceros países que tuvieran la tentación de ayudar a empresas europeos o rusas a saltarse las sanciones. También a intentar impedir que ciudadanos o empresas rusas usen sociedades pantalla en terceros países para violar las sanciones europeas.
Bruselas, especial
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