A un mes de las elecciones en Brasil, las autoridades luchan por contener la desinformación que inunda las redes sociales, pero aunque están mejor preparadas que en 2018, el combate contra las noticias falsa sigue siendo un reto.
El expresidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, que lidera las intenciones de voto con 47%, según la última encuesta del Instituto Datafolha, y el mandatario ultraderechista Jair Bolsonaro, segundo con 32%, son objeto de la mayoría de contenidos falsos antes de los comicios generales del 2 de octubre.
La desinformación ya campó a sus anchas en la campaña de 2018, especialmente mediante grupos bolsonaristas muy activos en WhatsApp, y expertos coinciden en que esto tuvo un impacto en los resultados electorales, que dieron la victoria al actual presidente.
Desde entonces, instituciones, organizaciones de la sociedad civil y empresas de tecnología avanzaron en el combate a las informaciones falsas en las redes sociales, donde Bolsonaro suma 47,5 millones de seguidores y Lula, 16,6 millones.
Según Datafolha, Lula tiene el 47% de intención de voto. Foto Reuters
El presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE), Alexandre de Moraes, afirmó el primer día de campaña que sería «firme e implacable» contra «la divulgación de noticias falsas o fraudulentas».
El TSE ya ordenó la remoción de decenas de contenidos, incluidas publicaciones del propio Bolsonaro, como un video en que, durante una reunión con embajadores en julio, criticó sin pruebas la fiabilidad del voto electrónico en Brasil.
El Tribunal creó además un grupo de combate a la desinformación integrado por instituciones, gigantes de la tecnología como Facebook, Instagram y WhatsApp, Google, TikTok, Telegram y YouTube, así como universidades y medios de comunicación.
Esto resultó en compromisos como la decisión de WhatsApp de postergar hasta después de la elección la implementación de la herramienta «Comunidades», que permitirá aglutinar varios grupos en un mismo espacio y, a sus administradores, enviar mensajes a todos ellos.
Por su parte, la plataforma Telegram, preferida por Bolsonaro por defender una libertad de expresión ilimitada, fue forzada a designar un representante legal en Brasil, bajo amenaza de ser bloqueada en todo el país.
«Sin la colaboración de las plataformas es muy difícil, porque lleva mucho tiempo adoptar cualquier medida punitiva, e incluso cuando es adoptada, el daño ya está hecho, porque la información ya circuló«, sostiene el sociólogo Marco Aurélio Ruediger, director de la Escuela de Comunicación de la Fundación Getulio Vargas.
Perfeccionismo
Pero la batalla contra la desinformación avanzó a la par con el perfeccionamiento de esta.
Para Datafolha, Jair Bolsonaro cosecha el apoyo del 32% de los votantes. Foto AFP
En plataformas como TikTok y Telegram «la desinformación ha corrido sin freno» porque estas favorecen, respectivamente, la «edición simple de videos cortos» y la creación de canales donde proliferan «discursos de odio», afirma Ana Regina Rego, coordinadora de la Red Nacional de Combate a la Desinformación.
Según el periódico O Globo, videos con informaciones falsas sobre Lula y Bolsonaro fueron vistos millones de veces en TikTok.
Tres videos que muestran a Lula bebiendo un líquido transparente, asegurando falsamente que se está «emborrachando», alcanzaron 6,6 millones de visualizaciones; cinco videos que buscan desacreditar la puñalada que Bolsonaro sufrió durante la campaña en 2018 fueron vistos 3,3 millones de veces.
Otros contenidos con amplia difusión verificados por el servicio de Fact-Check de AFP incluyen afirmaciones falsas de que una vez elegido, Lula mandaría cerrar las iglesias, o comparaciones engañosas de los precios de la gasolina durante los gobiernos del izquierdista (2003-2010) y el actual.
TikTok aseguró a la AFP que retira los videos que violan sus «normas de comunidad» y que está empeñada en remover contenidos que puedan afectar al proceso electoral, además de evitar destacar en sus sugerencias información «potencialmente engañosa que no puede ser verificada».
Los contenidos que «combinan hechos, mentiras, descontextualizaciones con sensacionalismo, tienen un potencial 70% mayor de volverse virales que una pieza informativa», sostiene Rego.
De ahí el peligro de que una información falsa cobre una dimensión desproporcionada, como ya ocurrió en Estados Unidos cuando los seguidores de Donald Trump invadieron el Capitolio en enero de 2021, convencidos de que había habido fraude en las elecciones en que el expresidente perdió ante Joe Biden.
También en Brasil, una de las mayores preocupaciones es que Bolsonaro y sus seguidores rechacen una eventual derrota, dados los constantes cuestionamientos del mandatario sobre el voto electrónico.
«La sociedad hoy es menos ingenua en relación a lo que recibe. Pero temo que no se acepten los resultados y se incentive la violencia, podemos vivir una situación semejante a la de Estados Unidos», afirma Ruediger.
Agencia AFP
PB